El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schaeuble, (en el centro) imponiendo sin una queja del resto las duras condiciones a Grecia
Aprendieron en el último verano que se podía castigar apretando aún más a toda una población, la griega, por intentar buscar soluciones al margen del “austericidio” que decreta Bruselas. Que se podía dejar a una sociedad depauperada obliga hasta a pedir permiso para comprar aspirinas porque lo primero era pagar a los acreedores, muchos de los cuales hicieron fortunas con sus préstamos. En los primeros tiempos del rescate se obtenían rentabilidades hasta del 25%. Comprobaron que sus socios neoliberales en Grecia habían podido mentir, corromperse, endeudarse y dejar a sus ciudadanos privados de lo más esencial que ellos, la UE, su BCE y su FMI (la Troika) tenían la sartén por el mango. Se dieron cuenta de que podían llamar “desafío” al intento del nuevo gobierno de Syriza de…
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