Las movilizaciones en Islandia, ésas que se han cargado dos gobiernos, que han exigido el encarcelamiento de los gerifaltes económicos del país, que se han negado a asumir las deudas de los bancos, que han promovido una asamblea popular para redactar una nueva Constitución, que han dado un corte de mangas al FMI y a los mercados, esas movilizaciones no pueden ser presentadas por los medios con simpatía, sino con preocupación.
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